Conocemos como contractura cervical al dolor afligido y focalizado en el cuello, lo que dificulta el movimiento del mismo y el girado de la cabeza. Este tipo de dolor es muy común y también es conocido popularmente como rigidez en el cuello o tortícolis.

Es una patología a nivel de la columna cervical que implica la sensación de tensión, rigidez, y presión en la musculatura de ambos lados del cuello. A su vez este padecimiento puede ir acompañado, a parte del común dolor de cuello, de dolor de cabeza, hombros y brazos, lo cual produce un grado de incomodez tan extremo que la persona tiene que girar todo su cuerpo para no verse afectado por la dolencia focalizada en el cuello a la hora de prestar atención a ambos lados de su cabeza.

Los síntomas hacen que este dolor se prolongue varios días e incluso semanas si no se pone remedio a tiempo, lo cual puede intensificarse e impulsar una dolencia que puede pasar de una molestia intensa a un afección extremadamente fuerte.

Las causas de esta patología son varias, destacando:

-Esguince o distensión muscular: la causa más común de una contractura cervical es el conocido como esguince muscular o distención, que afecta en mayor medida al músculo elevador de la escápula, situado en la parte posterior y lateral del cuello, el músculo elevador de la escápula es el que conecta la columna cervical (cuello) con el hombro. Este músculo es controlado por los nervios cervicales tercero y cuarto.

-Sufrimiento de estrés: cuando tenemos una gran presión emocional que deriva en algunas ocasiones en estrés hace que el mismo se focalice en la zona de la espalda y concretamente en la cervical.

-Posiciones y posturas que puedan producir una intensa tensión muscular: En algunos hábitos cotidianos tales como dormir o cuando trabajamos en la oficina o en cualquier otro lugar que implique mantener una misma postura durante bastante tiempo, pueden hacer lastimar los músculos alojados en la zona del cuello. Todo este tipo de posiciones pueden requerir una inclinación en la cabeza o giros en la misma que pueden desencadenar una tensión muscular que invite indeseadamente al desarrollo de algún tipo de lesión en la espalda.

-Otras actividades: que requieran girar en repetidas ocasiones el cuello y que puedan originar lesiones que hagan tensarlo, son aquellas actividades relacionadas en mayor medida con la práctica intensa de algún deporte como por ejemplo la natación o el baloncesto, que en algunas ocasiones pueden requerir grandes esfuerzos físicos y producir traumatismos en la zona cervical.

-Enfermedades o patologías: como la fibromialgia, la artrosis, hernia discal, artritis, osteoporosis o meningitis.

Como tratamientos se recomienda la asistencia médica por parte de un fisioterapeuta si los síntomas no desaparecen en una semana, ya que podría derivar en una afección muscular mucho más grave de la que se podría evitar a tiempo.

En pocos días y con la ayuda adecuada por parte de un profesional, en la mayoría de los casos se puede evitar una evolución perjudicial para la persona afectada.

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