La triada de O’Donoghue, también llamada triada desgraciada o triada infeliz, es una lesión compleja de rodilla. Sólo con leer sus diferentes nombres, podemos hacernos una idea de la gravedad que puede llegar a tener este traumatismo, en el que de manera simultanea, se localizan tres lesiones diferentes en la zona afectada:

  • Rotura del ligamento cruzado anterior.
  • Rotura del ligamento lateral interno.
  • Rotura del menisco interno.

Se trata de una patología muy común en deportistas, sobre todo en esquiadores, ya que se provoca cuando los esquís llegan a bloquearse mientras que la rodilla gira hasta producir una afectación del menisco medial, rotura del cruzado anterior y rotura del ligamento lateral interno de la rodilla.

¿Cuáles son las causas que provocan esta lesión?

Alteración muy rápida del movimiento de la rodilla que concluye en un frenazo fuerte de la misma. Esta acción provoca que la tibia gire sobre el fémur hacia el exterior con la pierna fija.

¿Cómo saber si padezco La Triada de O´Donoghue?

La persona afectada nota un crujido en la rodilla, seguido de un fuerte dolor acompañado por una inestabilidad en la articulación, que le impedirá andar con facilidad. Acto seguido comienza a aparecer inflamación y la amplitud de los movimientos queda limitada.

Diagnóstico

Debido a la complejidad de la lesión, es necesario estudiar diferentes estructuras para comprobar la integridad de los elementos implicados. Además de las pruebas físicas, será imprescindible una prueba radiológica para descartar fracturas o arrancamientos óseos a nivel de la inserción de los ligamentos y una resonancia magnética.

  • Ligamento cruzado anterior: se realizará la prueba del “cajón anterior”, y la prueba de “Lachman”.
  • Menisco medial: se pueden realizar diferentes pruebas como:”prueba de compresión de Apley”, “Mc Murray”, “Bragard” y “Steinmann I y II”). Además puede aparecer dolor al tocar la zona afectada, al subir escaleras e incapacidad de ponerse en cuclillas.
  • Ligamento lateral interno: utilizaremos la prueba de “estrés de valgo”, al forzar el valgo, veremos la amplitud de movimiento. Si existe un aumento de laxitud considerable en comparación con la extremidad sana, es muy probable que el ligamento esté lesionado.

¿Qué tratamiento se debe seguir?

Antes de comenzar un tratamiento concreto, tenemos que valorar el estado de cada uno de las zonas por separado y de todos los elementos en conjunto.

  • Ligamentos laterales: se procede a la inmovilización relativa. Cuando la rodilla lo permita, iniciaremos un proceso de rehabilitación. Recordar que la lesión de grado 1 indica un sobre-estiramiento que comporta un nulo o mínimo desgarro y el grado 2 un desgarro o rotura parcial del ligamento. En las lesiones de grado 3 (rotura total del ligamento), se necesitará intervención quirúrgica mediante sutura o fijación con grapas del ligamento, siempre acompañado de inmovilización y rehabilitación precoz.
  • Ligamentos cruzados: la lesión del ligamento cruzado anterior nos lleva al debate sobre si es imprescindible su intervención quirúrgica o no. Para tomar una decisión se deben valorar un conjunto de factores como pueden ser la edad, el estilo de vida y el nivel de actividad física, deportiva y laboral de la persona afectada. La decisión final se tomará teniendo en cuenta la opinión conjunta del médico traumatólogo, del fisioterapeuta y del propio paciente.

Lo más importante a tener en cuenta es el estado en el que ha quedado la rodilla, el grado de estabilidad que tenga después de la lesión. Valorar al estabilidad de la rodilla es un factor vital, ya que las consecuencias de una rodilla inestable a medio y largo plazo pueden ser graves; recaídas más graves de la misma lesión, degeneración del cartílago articular, artrosis prematura…etc.

Cuando se produce una lesión de este tipo, es importante tener en cuenta el estado en el que ha quedado la rodilla, el grado de estabilidad que tenga después de la lesión.

Una rotura total del ligamento cruzado anterior, no siempre es sinónimo de una rodilla inestable. En ocasiones, hay personas que sufren una rotura aislada de este ligamento, pero su rodilla presenta una buena estabilidad, gracias a que tienen un excelente tono de la musculatura femoral, que protege y estabiliza la articulación.

En el caso de personas jóvenes, físicamente activas y/o deportistas profesionales, la intervención quirúrgica es imprescindible para seguir con el mismo nivel de actividad que tenían antes de que se produjera la lesión.

La cirugía puede ser evitada en el caso de adultos, que no se dedican profesionalmente al deporte y cuyo estilo de vida no exige un desgaste físico importante. En estos casos, es necesario mantener un programa de rehabilitación intenso, orientado a conseguir la estabilización de la rodilla, basado en la potenciación muscular y la recuperación propioceptiva.

Las cookies nos permiten ofrecer nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies. Más información.

Share This